domingo, 30 de marzo de 2014

4º Domingo de Cuaresma...





Como los domingos anteriores, comenzamos esta celebración con una procesión con la cruz y los cirios del altar y cantando las Letanías, pidiendo a todos los santos que nos ayuden, que le pidan a Jesús por nosotros.


A continuación comenzó la 1ª Lectura, hoy era del 1º Libro de Samuel (Samuel tiene dos libros en la Biblia) y nos cuenta como Dios eligió a David, un pastor, el más pequeño de sus hermanos, para ser rey de su pueblo, lo elige para una misión, y por eso lo unge con aceite....

Nosotros, todos los cristianos, también hemos sido ungidos por Dios... pero qué es ungir??

Pues dice el diccionario que ungir es "Signar (hacer la señal de la cruz) con óleo sagrado a alguien, para hacer notar el carácter de su dignidad o para recibir un sacramento".

Todos los cristianos fuimos ungidos el día de nuestro Bautismo, con el santo crisma, por el sacerdote, para hacer notar que ya habíamos llegado a ser cristianos por el Espíritu Santo, ya nos había elegido también Jesús para una misión.


En la 2ª Lectura San Pablo escribe a los habitantes de Éfeso, a los efesios, y les dice que ellos ya han conocido a Jesús, así que tienen que vivir como hijos de la luz, y esto, ¿qué es?.... pues que si somos amigos de Jesús, seremos como Él, es decir, bondadosos, justos, ... obedientes, responsables, todas esas cosas que venimos diciendo durante esta Cuaresma.... ¿a que os suenan?

En el Bautismo nos hacemos hijos de Dios, y cuando el sacerdote pregunta a los padres qué le piden a la Iglesia para sus hijos, estos contestan: "La Fe", esto es ser hijos de la luz, y les dio una vela que se encendió como señal de la Luz de Jesús en vuestras vidas....

Por último en el Evangelio, de San Juan, vimos cómo Jesús pudo curar a un ciego de nacimiento. Hemos probado en Catequesis a estar a oscuras, sin ver nada, y se está mal, no nos vemos las caras, ni los muebles que están por medio y nos hacen tropezar, no sabemos quién está al lado, o si está muy lejos.... Vivir sin la luz de Jesús, vivir sin fe, es como estar a oscuras, no vemos a Jesús en nuestra vida, ni el amor de Dios, y andamos tropezando cada dos por tres.




Así que como el ciego de nacimiento, necesitamos que Jesús nos cure, que nos ponga el colirio de la fe y nos gradúe bien las gafas para ver perfectamente, que nos ayude a ver la luz y poder hacer las cosas que le gustan a Jesús.













Por eso, esta semana cuando hagamos la oración antes de dormir, le pediremos a Jesús que nos aumente la fe.

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