Con casi treinta niños celebrando la Santa Misa hoy, día de la Iglesia Diocesana, hemos recordado la misión a la que estamos llamados, como expresa el lema en nuestra Diócesis.... Cada parroquia una misión, cada cristiano un misionero.
Al recibir el Bautismo nos hacemos hijos de Dios, y con ello entramos a formar parte de la Iglesia, como hermanos unos de otros. Con este agua del Bautismo, Dios derrama sus dones sobre nosotros, los talentos que veíamos en el Evangelio de hoy, y durante toda nuestra vida, además, nos va regalando cosas.
Todo, esos talentos y esas cosas materiales, no son para guardarlas en el cajón, que no se gasten, sino para que den fruto, para utilizarlas en bien de nuestros hermanos y hermanas en la fe, de los que nos rodean, de compartirlas....
Por eso la pregunta que se nos hacía en la campaña de este año....
¿Necesitará mi parroquia algo de mí?
¿Necesitará catequistas?
¿Necesitará mis conocimientos profesionales como voluntario?
¿Necesitará que sea generoso con mi dinero?
¿Qué puedo aportar yo?
En resumen.... ¿qué haces con los talentos que has recibido?
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